Terminar una relación no es sencillo y más cuando el fin de ella implica un divorcio.
Quienes pasan por un divorcio atraviesan un proceso de duelo por la pérdida que sufren. Una pérdida que no sólo implica el perder a la persona, sino también la pérdida de una idea, se pierden sueños e incluso un estado social que fue reconocido, validado y asumido por algún tiempo.
Recuperarse del divorcio es posible, sin embargo, requiere de un trabajo personal y, sobre todo: deseos de estar mejor.
El perdonar libera
Se cree que el perdón es un favor que se otorga a los demás. Sin embargo, el perdón es para usted mismo/a, es un favor que usted se hace y que le permitirá transitar por la vida en paz.
En ocasiones tendrá que perdonar a otras personas, dejando el resentimiento y el dolor de lado. Y en otras ocasiones, tendrá que perdonarse a usted mismo/a. Este perdón permitirá que usted pueda liberarse de creencias que le limitan y le hacen permanecer en un espacio o momento que no es positivo ni saludable para usted.
El perdón puede ayudarle a alcanzar metas, a rendir mejor en el trabajo y enfocarse en lo verdaderamente importante: su vida, su presente, su futuro y en el caso que aplique: sus hijos.
En la medida en que usted decida perdonar, todas las personas a su alrededor se verán beneficiadas porque estarán cerca de alguien que es capaz de disfrutar los momentos y separar lo bueno de lo malo.
Cuando se está recuperando de un divorcio, las personas deben superar algunas tareas:
Aceptar la realidad de lo ocurrido
En ocasiones, las personas suelen protegerse de la realidad a través de la negación, eliminando toda idea que tiene que ver con la finalización de la relación.
Aceptar la realidad es complejo, no sólo implica una aceptación intelectual sino también emocional.
Conversar sobre el tema, ponerle el nombre que es y realizar rituales de despedida pueden aportar a la aceptación del evento.
Reconocer las emociones que se presentan con el divorcio
Es importante que se reconozcan las emociones presentes y que se pueda trabajar este dolor.
Esto significa que está bien no estar bien, teniendo claridad que algún día pasará. Aún en medio de una sociedad que señala el sentirse triste como algo insano.
Cuando se evita sentir, es probable que se prolongue la sensación de dolor.
Adaptación a una nueva realidad
La adaptación a esta nueva realidad tiene que ver con los factores externos como: los roles que desempeñaba, el nuevo estado civil, la visión que tiene el círculo social inmediato sobre el hecho y los comentarios de la gente.
Además, tiene que ver con las adaptaciones internas: cómo influye la pérdida del matrimonio en su vida personal, la visión e idea que tiene de sí, las responsabilidades que debe asumir en solitario de ahora en adelante…
Y finalmente, el adaptarse a nivel mental cuando todas las creencias que se tenían se deben modificar e incluso afrontar pensamientos que tienen que ver con lo espiritual y religioso.
Las redes de apoyo suelen ser provechosas durante esta adaptación, ya que permiten a las personas adaptarse a su nueva versión de vida y de sí mismos/as.
Una de las tareas más importantes de la recuperación ante un divorcio es la de reubicar a la expareja, encontrándole un lugar más funcional en su vida personal.
Los recuerdos están y estarán, tanto de los buenos como de los malos momentos, sin embargo, la persona deja de ser su pareja para convertirse en su expareja.
El vínculo afectivo no volverá a ser el mismo. Por lo que se puede convertir en su compañero/a de paternidad o maternidad, en su colega, en su amigo/a o simplemente en quien solía ser su esposo o esposa.
Esto no significa necesariamente que se deba renunciar a la idea de haber estado casado/a, sino encontrar un lugar funcional y asertivo para esa persona.
De esta manera usted podrá continuar viviendo feliz y eficazmente en el mundo.
En ocasiones, superar con éxito todas estas tareas en solitario no es posible y se requiere del apoyo de un profesional que le permita ver más allá del dolor que está experimentando con la pérdida. Anímese a empezar su vida desde un lugar distinto, no se va a arrepentir.
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