Cuando se tiene una relación de pareja es esperado tener encuentros con situaciones, valores, costumbres y hábitos que no son conocidos o usuales dentro de la realidad personal. Estos aspectos hacen que muchas veces existan preguntas sobre si es una buena decisión, si vale la pena o si es posible encontrar puntos medios.

Este no es el único escenario, puede que la pareja siempre haya tenido bases fuertes y sólidas respecto a sus valores, costumbres y hábitos. Sin embargo, el crecimiento, el movimiento y el cambio es inevitable… aún dentro de una relación de pareja y dentro de un ambiente familiar ya creado.

Se da porque son dos personas individuales, con sueños, metas, trabajos distintos quizás y personalidades diferentes, que permiten que exista una constante evolución y crecimiento.
Lo que era prioritario hace cinco años, quizás no lo sea actualmente.

Experimentar la sensación de sentirse perdido o perdida, de no saber hacia dónde se va o cuál camino tomar es más común de lo que se cree, incluso dentro de las relaciones afectivas.

Hay “órdenes establecidos” y cosas que se vuelven popularmente lógicas de hacer que han provocado que relaciones interpersonales ingresen en una especie de limbo en donde no se encuentra el espacio para comunicar, para negociar y buscar soluciones.
Se asume que debe tener hijos, comprar casa, tener carros, viajar, tener mascotas y muchas cosas más que alguna de las dos personas puede no compartir o querer esperar más.

Además, cambiar la mentalidad sobre algo previamente conversado puede ocurrir. Cambiar de sueños y metas también es posible.

Entonces, ¿Cuándo hay cambios, la relación se puede derrumbar?

No necesariamente el cambio y la evolución impliquen dejar a su pareja o su relación. Son cosas que pueden ir de la mano y que para que ocurra, la comunicación debe ser asertiva y posicionarse desde la empatía.

Muchas cosas pueden cambiar. Pueden aparecer nuevos proyectos, ascensos en el trabajo, tener hijos, la pérdida de un ser querido, que la comunicación cambie, que se recorten los espacios que se comparten, una oportunidad laboral fuera de la zona donde se vive, empezar a estudiar, padecer alguna enfermedad, entre otros muchos escenarios.

Y es aquí justamente en donde cuestionamientos pueden surgir sobre cuál es el rol que se tiene ahora, hacia dónde va la relación y si hay futuro juntos.

Diferentes cosas deben ser tomadas en consideración, empezando por hacer una revisión personal o como digo, “ver hacia adentro”, empezar a tener claridad y comunicar al otro lo que ocurre o el cambio que se está experimentando. Estos aspectos también aplican dentro de la dinámica de pareja y son:

  1. El conocimiento personal y de mi pareja

En muy pocos ambientes sociales y familiares se enseña a conocerse realmente, a identificar lo que se quiere y los gustos que se tienen. Hay vidas que se construyen sobre patrones de conductas y pensamientos que no son propios e incluso dentro de una relación, puede existir alguno que cedió más de lo que debía y ya eso no es sostenible.

Ir hacia adentro, hacerse preguntas y analizar los motivos por los cuales se toman las decisiones es lo que permitirá que su andar por la vida deje de ser automático y se convierta en consciente, esto mismo permitirá que se puedan tomar decisiones que involucren a ambas perspectivas y opiniones.

  1. Identificar qué es lo que me mueve y qué es lo que mueve al otro

En ocasiones se ven a otras personas teniendo claridad en lo que hacen y cómo lo hacen. Se observan personas apasionadas, motivadas y orientadas hacia una meta, lo que puede generar el inicio de la comparación personal y de la pajera.

¿Qué pasa con su propia pasión y propósito? ¿Lo conoce? ¿Trabaja para hacer sus sueños realidad? ¿Conoce su pareja aquello que le mueve?

Revisar esto e identificar lo que les mueve, les puede permitir tomar decisiones en sus vidas, decisiones que se alineen a la vida que ustedes desean tener, haciendo un balance entre lo personal y lo conjunto.

  1. Somos como plantas

Todas las personas tienen la posibilidad de crecer, de cambiar.

El cambio no se debe tomar como algo personal o una amenaza, si bien es cierto, todo lo nuevo genera ansiedad y temor, sin embargo, todos y todas tienen derecho a modificar lo conocido por algo diferente.

Estos cambios y crecimiento no dependen de otra persona, deben venir desde el interior de cada uno y crear un ambiente amigable para que se puedan dar.

Como una planta que requiere únicamente agua y luz para crecer; pero si se le dedican lindas palabras y un ambiente bonito, va a crecer más fuerte y linda.

  1. Los riesgos pueden ser una buena idea

Los riesgos no son malos, le permiten experimentar y aprender a través de ellos.

Sus riesgos pueden ser apoyados por su pareja, pueden trabajar en conjunto por algo si es importante para ambos, de la misma manera que el apoyo puede existir sin implicar que el otro esté totalmente de acuerdo con ello.

Su relación puede funcionar pese al cambio, cuando se hace un análisis de lo que ocurre y se toman decisiones que no están basadas en emociones.

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