Cuando se habla de duelo no necesariamente se hace referencia al fallecimiento de una persona o ser vivo amado. Se habla de duelo cuando existe una pérdida.
¿Qué es el duelo?
Es un proceso psicológico por el cual pasa el ser humano cuando experimenta una pérdida, de cualquier tipo y que lo reta a adaptarse emocional, mental, física y conductualmente.
La intensidad de cada duelo va a variar según el apego y el cariño que había hacia ese objeto o persona, así como la percepción que se tiene de esa pérdida. Por ello, las características del duelo que experimenta cada quien pueden variar.
En el caso de las relaciones afectivas que llegan a un final, las personas involucradas atraviesan un proceso de duelo también y, por ende, de ajuste.
Cabe destacar que no todas las relaciones finalizan por las mismas causas. En ocasiones se tiene la idea de que cuando una relación termina es porque algo grave ocurrió o alguno de los dos participantes fue hiriente, agresivo, irrespetuoso o dañino. Sin embargo, dentro de las razones por las cuales una relación termina están: el tener objetivos y metas de vida distintos, la pérdida de interés hacia el construir una relación, cambios en la vida laboral/académica de alguna de las personas e incluso la misma evolución de la relación puede generar que el amor se convierta en un cariño más amistoso que romántico.
Es indispensable destacar que cada persona dentro de la relación va a experimentar la pérdida de forma distinta, esto porque cada ser humano cuenta con habilidades, cualidades, estrategias y redes de apoyo distintas. Habrá quienes requieran más tiempo, quienes hagan el duelo dentro de la misma relación o quienes lo resuelvan más rápidamente.
La psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross creó la teoría del duelo dividiéndolo en cinco etapas que no se perciben actualmente como lineales o rígidas. Ella establece que hay un orden usual en estas etapas, mas no garantiza que se cumplan siempre en el mismo orden para cada persona.
La negación
Cuando la relación acaba, la persona se encuentra en un estado de negación ante este suceso. Generalmente se experimenta como un shock y una incapacidad cognitiva para comprender lo que recién ocurrió.
No necesariamente implica la negación ante la pérdida de la persona como tal, sino también puede implicar una negación más abstracta como lo es la pérdida de la idea que se tenía de vida, la idea de crear una familia e incluso formalizar la relación.
La ira
Cuando la persona atraviesa la etapa de la negación, va a su vez va experimentando emociones como la frustración y el no poder hacer nada por recuperar a esa persona o esa relación. Esta frustración va a provocar que se generen pensamientos que en algunos casos son disfuncionales e irracionales, creando la aparición de la ira.
En este momento del duelo, se desea culpar a cualquier persona o situación externa, en vez de ver hacia adentro y asumir la responsabilidad de acciones dentro de la relación que pudieron desencadenar este final. Y esto puede terminar en la persona tomando decisiones de las cuales puede no se sienta orgullosa en el futuro.
La negociación
La característica principal que expone Kübler-Ross en esta etapa es que la persona tiene aún la esperanza de que las cosas se mantengan igual que antes, de manera que empiezan a hacer propuestas a su expareja para continuar con la relación, alegando que harán un cambio en su comportamiento.
Esto se puede traducir en promesas y persecuciones que pueden poner a la persona en una posición compleja que es indeseada de forma racional.
La depresión
Es en este momento en donde la persona se da cuenta de lo que ocurrió y empieza a asumir realmente la pérdida de su pareja, de la idea que tenía de su relación, de la idea que tenía de su vida y de lo que estaba acostumbrada. Esto va a generar emociones de tristeza e incluso desesperanza, así como conductas que son propias de la depresión: desmotivación, aislamiento, comer poco, dormir mucho…
Esta separación puede hacerle creer a la persona que su vida carece de sentido y es válido y real para quien lo piensa, al menos por un tiempo.
La aceptación
Esta es la última etapa del duelo que propone Kübler-Ross. Es en este momento en donde la persona logra entrar en un estado de calma porque comprende lo que ocurrió, posiblemente se da cuenta de que realmente la relación no funcionaría y acepta conscientemente que puede estar mejor sin su relación.
Es en este momento en donde se percibe la pérdida como una oportunidad para reiniciar la vida, se observan las múltiples opciones y puertas que se abren en el futuro.
Quien llega a esta etapa es capaz de replantearse objetivos, metas, crear sueños y tener ilusiones que pueden estar completamente enfocados en sí y su crecimiento personal.
Atravesar un duelo por la pérdida de una relación afectiva no es sencillo, es totalmente válido, así como las emociones y pensamientos que surgen de esto. Sin embargo, cuando las cosas se calman y cuando se toma la decisión de salir adelante, grandes cosas pueden pasar en su vida.
En ocasiones el ser humano se limita porque cree firmemente que su vida acaba en el momento en su relación termina, condenándose a una vida cargada de pensamientos que generan emociones pesadas. Cuando en realidad, esta pérdida puede ser el inicio de una gran vida para ambas partes.
¡Experimente el duelo! ¡Vívalo! Usted es un ser humano, no importa en cuál etapa se encuentre. Sólo recuerde que nada es permanente, ¡hablemos!
Agende una cita
4 Comments
Comments are closed.
Muy acertado, y lo leí en un momento clave de mi vida. Gracias por compartir!
Gracias por su comentario Bryan. Qué bueno saber que este tipo de contenido llega a personas y les hace ver un poco hacia adentro.
Saludos.
Muy buen artículo, muchas gracias, siempre es bueno hacer conciencia de las etapas.
Muchas gracias por tu comentario Gabriel.
Efectivamente, en ocasiones no entendemos qué es lo que está pasando y cuando le ponemos nombre es más fácil hacerle frente a esas cosas.
Gracias por dedicar tiempo a la lectura.