En múltiples ocasiones el ser humano se cuestiona en qué momento debe hacer una pausa y pedir ayuda, tanto en su vida personal como en su relación de pareja.
Muchas preguntas saltan a su mente cuestionándole si de verdad es necesario, cómo proponerlo o incluso si tiene sentido hacerlo.
Todos estos cuestionamientos son completamente esperados. Es algo nuevo y como tal, genera ansiedad y temor.
En toda relación de pareja están conviviendo e interactuando dos personas que provienen de lugares y familias diferentes, criados quizás en distintas creencias religiosas, valores y experiencias de vida únicas.
Por estas razones es que la convivencia se puede tornar como un reto para los participantes de esa relación.
Sin embargo, en ocasiones hay otros factores que se suman a los anteriormente mencionados, que pueden provocar que alguno de los dos se sienta insatisfecho, desconectado de su pareja o incluso molesto con la situación que vive.
Es aquí donde justamente comienzan algunas dificultades, porque se comunica de forma ambigua, se asume o se toman cosas de forma muy personal. Esto genera en alguno de los dos una sensación de señalamiento, por lo que prefiere entonces no acercarse a expresar lo que siente y piensa, de manera que evita.
Y en ocasiones se ingresa en un juego emocional en donde no se comunica por temor, y también en la otra parte, puede incluso existir antipatía por reconocer oportunidades de mejora.
Entonces, ¿qué cosas podrían estar ocurriendo para considerar la terapia de pareja?
- Dificultades en comunicación
- Conflictos en la capacidad de escucha al otro
- Intolerancia ante conductas de su pareja
- Sensación de no tener un rumbo claro
- Inseguridad en el otro
- Transiciones importantes (laboral, personal, académicas, etc)
- Sensación de tener más a un amigo o amiga, que a una pareja afectiva
- Cambios grandes en las vidas de cada persona
- Algún problema personal que esté enfrentando alguno y le afecte al otro (depresión, ansiedad)
- Dificultades sexuales, entre otros
Lo ideal sería que las parejas pudieran acercarse a solicitar apoyo en cuanto sientan que no están siendo capaces de resolver entre ellos mismos, sin esperar necesariamente a que exista o se cree un caos en la relación.
Esto porque la mayoría de las dificultades en una pareja empiezan siendo pequeños, y conforme avanza el tiempo y la paciencia del otro se agota, estas dificultades crecen y son más evidentes para ellos mismos e incluso para el mundo externo.
Así, se podría observar a la terapia de pareja no sólo como una solución ante la crisis o “apagaincendios”, si no como un aspecto importante en la salud de su relación.
¿Nos debería dar vergüenza asistir a terapia de pareja?
Es usual experimentar esta emoción, principalmente porque los temas que se abordan en consulta son privados e importantes para la pareja. Sin embargo, es importante que se sepa que este es un espacio libre de juicios de valor, señalamientos y que en todo momento estarán amparados por el secreto profesional.
Asistir a terapia de pareja no sólo puede ayudarles a resolver los problemas que presenten en su relación, si no que puede ayudarles a encontrar nuevas herramientas y estrategias que les permitan evitar en el futuros situaciones de tensión que se salgan de control.
A pesar de que ocurren estas cosas, en ocasiones la pareja prefiere hacer caso omiso a lo que está experimentando a lo interno con la finalidad de “evitar” el roce o un problema, por lo que no se logran resolver estos problemas.
Puede funcionar además como un espacio de profundo conocimiento y aceptación de usted mismo y de su pareja.
Proponerlo puede ser retador, mas puede ser también una buena idea.
A continuación, les sugiero algunos aspectos a tomar en consideración para hablar del tema:
- Comunicar desde la necesidad personal, evitando el señalamiento al otro
- Buscar un espacio amigable para ambas personas
- Conversar del tema a lo interior de la relación, evitando la exposición ante terceros
- Mantener en todo momento una escucha activa y libre de juicios ante la opinión del otro.
¡Piérdale el miedo, acérquese y hablemos!
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