La autonomía en la infancia es un tema del cual muchos están hablando
Esta se define como la capacidad que tiene una persona de conducirse y tomar decisiones de acuerdo con su propio criterio, independientemente de la opinión de quienes le rodean.
Es una facultad que se desarrolla y permite al individuo gobernarse a sí mismo, sin la necesidad explícita de tener a personas cerca que le indiquen qué hacer o cómo hacerlo.
En ocasiones se cree, de forma errónea, que la autonomía es algo que se desarrolla en la adolescencia y que es justamente en esa etapa en donde se espera o debe enseñar esta habilidad.
No obstante, la autonomía se puede enseñar y reforzar desde edades tempranas, convirtiéndose así en un aspecto fundamental en la educación infantil.
Si bien es cierto, los niños y niñas cuando nacen y durante los primeros meses de vida necesitan del adulto para poder satisfacer sus necesidades y realizar cual tarea básica. Sin embargo, conforme van creciendo son capaces de identificarse a sí mismos como un individuo separado de su adulto de confianza y, por ende, van desarrollando destrezas que les permiten hacerse cargo de algunas tareas básicas de su diario vivir.
Propiciar la autonomía en los niños y las niñas permitirá que lleguen a ser personas que no dependan de un adulto en su totalidad.
Así, podrían ejecutar acciones personales cotidianas y en el aula sin la necesidad de una completa supervisión o aprobación.
La autonomía en niños y niñas no sólo implica que serán más independientes del adulto, sino que también permitirá que se refuercen otras capacidades y áreas psicoafectivas que van ligadas a esto. Todas estas son indispensables para el desarrollo del menor, y se mencionarán algunas:
- Autoestima y autoconcepto
- Sensación de ser una figura fundamental en la familia
- Confianza en él o ella misma
- Orientación al éxito
- Consciencia de su propio cuerpo y necesidades
- Asumir consecuencias y responsabilidad por las decisiones tomadas
- Libertad de pensamiento.
¿Qué se les puede enseñar para fomentar la autonomía?
Cualquier actividad que el niño o la niña pueda realizar por sus propios medios, en un ambiente controlado y seguro.
Se podrían dividir estos aprendizajes en diferentes áreas:
- La de higiene personal y vestimenta, que tiene que ver con la consciencia de su cuerpo. Dentro de estas destacan actividades básicas como: bañarse solo o sola, lavarse las manos, cepillarse los dientes, peinarse el cabello, escoger su ropa, vestirse sin apoyo, recoger su ropa sucia, entre otros
- La comida, que tiene que ver con la capacidad de comer con apoyo de los utensilios necesarios, las normas de educación en la mesa, alistar su propia merienda, entre otros
- La vida social y educativa, en donde los chicos pueden saludar a las personas conocidas, pedir prestado, ordenar sus juguetes, preparar sus materiales para la escuela, saber marcar una llamada, entre otros.
Todas estas tareas o hábitos van de la mano con la edad de cada chico y chica, así como sus habilidades físicas y de acceso, evitando con esto la generalización o la sobre exposición ante situaciones que, en vez de ser positivas, pueden dejar marca negativa.
Aquí radica la importancia de conocer bien a sus hijos e hijas, reconocer las herramientas con las que cuentan y algunos casos, solicitar apoyo profesional que les permita fortalecer esto y propiciar ambientes que favorezcan la autonomía.
Entonces, ¿estarían los padres haciendo mal al propiciar la autonomía en el niño?
La respuesta es no. Sin embargo, es usual que los adultos crean que los menores tienen la edad para ser chineados y consentidos, por lo que estas tareas o hábitos son innecesarios.
Es importante reconocer que los niños y niñas son adultos en formación, que conforme van creciendo van a necesitar más habilidades y herramientas para enfrentarse al mundo, sus profesores, compañeros y obligaciones.
Propiciar la autonomía no le convierte en una persona insensible, ya que todo esto se puede hacer desde el respeto a la dignidad del menor, el amor y con el objetivo principal de formar niños y niñas felices, capaces e independientes.
¿Cómo hacerlo?
Se pueden brindar opciones para que los chicos elijan lo que más les guste en ese momento, así se fomenta la toma de decisiones y el asumir las consecuencias. Se les puede presentar retos que van en aumento de dificultad para fortalecer su esfuerzo y la orientación al éxito.
Adicionalmente, usted como adulto puede estimular la reflexión y razonamiento haciendo preguntas abiertas, permitiéndole a él o ella misma responderse. Alentarles en todo momento, lo que implica señalar aquello que puede mejorar y a la vez, resaltar lo destacable.
Reforzar sus logros y esfuerzos siempre es buena idea, y mediante el juego se pueden también lograr grandes cosas y obtener grandes aprendizajes.
Su trabajo como madre o padre es esencial. ¡Permítame apoyarles, no están solos!
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